Infierno Musical

Thursday, August 25, 2016

IX Encuentro de Escritores Iberoamericanos: Día 1



El reloj apunta las 7:15, mientras mi impaciencia gatilla el abrupto cierre de la puerta del taxi, en silencio camino por el jardín del Patiño apresuradamente (pienso) eso de tener siete oficios y mil necesidades cobra multa, el tiempo es un bien escaso, hay un lleno total, sin nada de glamour trato de apoyar mi cuerpo en alguna esquina. Ingreso al Salón Principal, casi a tiempo para escuchar la voz de Alba Balderrama que está presentando a los escritores.

Buenas tardes a las cosas de aquí abajo

Hasbún empieza recordando que aproximadamente hace unos 10 años, compartió el otro lado del salón, donde está el público, los escuchas, de manera confesional indica que le gusta más oir que hablar y es allí donde empieza a desarrollar su ponencia que denota el proceso creativo de su escritura, para él escribir es “como construir casas” no hay misterios ni dioses, son las palabras que se van construyendo, una a una levantan los cimientos de estar cerca y lejos de generar ficciones, ya que la vida no alcanza para nada, tal vez el oficio del escritor sea “negociar lo que no fue, ejercitar odios y amores”. Las palabras de este escritor se expanden por el auditorio, hay cierta agudeza en sus afirmaciones, recuerdo que hace varios años,  en el mismo lugar (el Patiño) Hasbún leía su diario de guerra, recordaba cuando llegaba a su casa de noche y sus padres parecían dormir en la habitación cercana, él seguía escribiendo, el sonido del grunge, la textura de ese género musical, no paraba de sonar entre las palabras (esa escena queda grabada en mi mente) una de las características de Hasbun es la economía del lenguaje, y generarte estados emocionales, atmósferas íntimas de las que una vez que lo lees no puedes escapar, te convierte en un ser cautivo preso de su intimidad. La narrativa tiene extrañas hermenéuticas, pienso, Alba Balderrama en ese entonces hablaba del “Lugar en el cuerpo”, aquí y ahora es tiempo de hablar de  “Los afectos”.

Más allá de un discurso grandilocuente, Hasbún  nos recuerda a Natalia Ginzburg, como diosa de las cosas pequeñas,  recuerda que El Capital y La Biblia, son dos libros que cambiaron el mundo, pero un libro de Sontag no va a buscar cambiar nada, pero si aproximarse al sentido político de la vida cotidiana y la condición humana, al igual que Kiarostami a quien confiesa admirar o Jarmush, porque hacer libros es como hacer casas y este encuentro de escritores puede ser visitado como un barrio incomprensible y misterioso, donde cada autor es arquitecto de su obra, esto no significa que sea una obra acabada, es más bien como señala para finalizar su ponencia el retorno a este tipo de eventos como un escritor amateur, ejerciendo el oficio desde el deja vu.

Una presentación en sociedad: Entre la risa y el desengaño o Elogio de los jardines

Antonio Orejudo invade el escenario generando expectativas, con un acento que descubre su nacionalidad española, él nos narra que el primer título de su ponencia podría ser cambiado al Elogio de los jardines, esto genera cierta intriga que poco a poco la va trabajando en el transcurso de su exposición, primeramente nos habla de su psiquiatra y sus consejos, luego menciona el estudio del desdoblamiento del texto de las lecturas del corpus narrativo, cabe destacar la idea de que “más que terminar novelas se divorcia de ellas”, es así que nos ofrece de manera versátil la posibilidad de conocer sus libros y que ocurrio entre bambalinas cuando las escribía.

Un momento climax de su exposición es cuando hace referencia a la relación entre Campuzano y Peralta, de la obra “El Casamiento engañoso” de Miguel de Cervantes, donde los terrenos de la ficción no tienen límites, escuchar hablar a los perros,  vivir la vida de “veras” de “mentiras verdaderas”, ese aprendizaje iniciático como eterno retorno al germen de la palabra, la gente ríe exaltada con sus ocurrencias, el auditorio continúa repleto, hay mucho conocimiento y trabajo literario en Orejudo, eso no le quita la frescura y mordacidad de sus palabras, “el humor es algo serio”, de esa manera  Orejudo es un capo se entrega al auditorio desde la revisión a su  trayectoria y reivindica lo fabuloso de la ficción.

La primera jornada del noveno encuentro de escritores Iberoamericanos termina con una serie de preguntas, que demuestran la recepción positiva del público a las ponencias, entre preguntas respecto la tesis de Rodrigo Hasbún sobre le diario como forma narrativa, y el examen al cual es sometido Orejudo para recomendar escritores por continente, alcanzo a divisar algunos amigos que seguimos viniendo a estos encuentros, varios emprendimos caminos diferentes, algunos ven el ojo cíclope del reloj que los llama al retorno a sus casas y sus vidas, algunos ven como se cierran las puertas de los autos que portan rutas de festejo o la prisa del volver a trabajar mañana, pero por un momento al salir del Patiño todos compartimos el sentimiento de haber vivido ficciones verdaderas (aunque sea un momento). Nos queda retornar e ingresar  al agujero de la madriguera y enfrentarnos al mañana.