Infierno Musical

Friday, November 16, 2012

H2O

Esta primavera nos trajo sequia (al menos por mi barrio), quisiera ser plomera para componer mi ducha, tendré que calentar agua en botellas plásticas de cualquier gaseosa, tomar una tutuma y empezar a ensayar la limpieza con deficit.

Camino por la Av. Suecia y veo a unos niños bañandose en una pequeña piscina, quisiera unirme a ellos son las cinco de la tarde el agua debe estar muy caliente...el termómetro amenaza con seguir elevando la temperatura.

El sol quema mas fuerte a los que vivimos en el valle desierto. Y yo que queria ser surfista. Mis deseos son animales en extinción.

Las abuelas siempre dicen no hay que ahogarse en un vaso de agua. Pero que pasa cuando el vaso de agua esta vacío?

Mientras la gente grande discute sobre Misicuni, las carreteras, el CENSO, yo solo miro con envidia como un perro juega a tomar agua de una manguera en un parque. Tengo sed

Es tarde... mejor me ire a dormir...tal vez en mis sueños pueda ser una sirena.

Friday, August 31, 2012

SINTESIS GRANULAR



Por algún extraño motivo las mujeres de mi familia tienen un marcado caracter, especialmente las de mi familia materna, una coleccion de ex lolitas, femme fatales, histríonicas, imponentes, hermosas. Tal vez la genética no fue muy bondadosa conmigo, porque no saque ese caracter devastador de mis ancestros, el pelo ondulado si lo tengo, y esa nariz que siempre me dijeron que deberia ser menos ñata. Que decepción debio ser para mi madre cuando fuimos juntas al "Bazar Gonzalito" tendría 12 años cuando un mendigo me atacó con un certero golpe por la espalda, caí al suelo y lo único que pense fue ¿por qué existe la maldad en el mundo? Mi madre grito denuncio persiguio y le puso empeño en destruir al mendigo que termino huyendo, mientras yo me preguntaba ¿si fue su cuerpo o su sombra la que me atacó?

Algo que si herede fue esa capacidad intensa de sentir las cosas, algo así como un agujero negro de emociones, no encuentro puntos intermedios para la felicidad y menos para la tristeza, si conozco los ataques de pánico, también la euforia de los ataques de risa (oh si). Quisiera ser mas ligera compartir el gran coktail social con las personas asumir que todo es una porqueria y ser cínica, pero no puedo, no puedo, no puedo.

Hace unos meses volví a terapia, muchos fantasmas fueron de nuevo convocados y gracias a mi analista que extrañamente tiene el ringtone de Amy Winhouse, descubrí que no estaba equivocada, que más allá de todos los placebos, hay que ser fiel a lo que uno siente, escucharse a uno mismo, bah que aburrido suena esto. Soy una amable depresiva, por eso debe ser que la gente se aleja de mí, por esa capacidad de decir las cosas (esas cosas que son agudas que deben ser simuladas). Ahora ya puedo aguantar más el silencio (es que tengo mucho miedo a la ausencia del ruido)

¿Cuál es el secreto de mis descendientes? Algo básico al llegar a los 60 años tienen sordera progresiva, ya no distnguen los sonidos, todo lo calculan por la vista...es por eso que mis tias son hermosas pero levemente sordas. Tal vez la infección que no quiero que me alcance es la sordera del alma.

Tuesday, August 14, 2012

INFECCIÓN (Contagio total de Andrés Caicedo)

Expediente Andrés Caicedo Diagnóstico: Enamoramiento inmediatoTratamiento: Infección incurable Pronóstico: Contagio total. Por eso aquí está un link que la Gaba me paso hace alunos meses despues de ver la pelicula "Noche sin Fortuna"

 
(Odiar es querer sin amar. Querer es luchar por aquello que se deseay odiar es no poder alcanzar por lo que se lucha. Amar es desear todo, luchar por todo, y aún así, seguir con el heroismo de continuar amando.Odio mi calle, porque nunca se rebela a la vacuidad de los seres que pasan en ella. Odio los buses que cargan esperanzas con la muchacha de al lado, esperanzas como aquellas que se frustran en toda hora y en todas partes, buses que hacen pecar con los absurdos pensamientos,por eso, también detesto mis pensamientos: los míos, los de ella, pensamientos que recorren todo lo que saben vulnerable y no se cansan.Odio mis pasos, con su acostumbrada misión de ir siempre con rumbo fijo, pero maldiciendo tal obligación. Odio a Cali, una ciudad que espera, pero no le abre las puertas a los desesperados).
***
Odio a todas las putas por andar vendiendo adoraciones falsas 
en todas sus casas y sus calles. (Odio la Avenida Sexta por creer encontrar en ella la bienhechora importancia de la verdadera personalidad. Odio el club campestre por ser a la vez un lugar estúpido, artificial e hipócrita. Odio el teatro Calima por estar siempre los sábados lleno de gente conocida. Odio al muchacho contento que pasa al lado, perdió al fin del año cinco materias, pero eso no le importa, porque su amiga se dejó besar en su propia cama. Odio a todos los maricas por estúpidos en toda la extensión de la palabra. Odio a mis maestros y sus intachables hipocresías. Odio las malditas horas de estudios por conseguir una buena nota. Odio a todos aquellos que se cagan en la juventud todos los días).
***
Odio las misas mal oídas… odio todas las misas. 
Me odio, por no saber encontrar mi misión verdadera. Por eso me odio… y a ustedes les importa?
Si, odio todo esto, todo eso, todo. 
Y lo odio porque lucho por conseguirlo, unas veces puedo vencer, otras no. Por eso lo odio, porque lucho por su compañía. Lo odio porque odiar es querer y aprender a amar. Me entienden? Lo odio, no he aprendido a amar, y necesito de eso. Por eso, odio a todo el mundo, no dejo de odiar a nadie, a nada…
a nada
a nadie
sin excepción!
 
  Andrés Caicedo (1951-1977) "Escritor colombiano nacido en Cali. Desde muy joven revela un marcado interés por la lectura y con sólo 13 años escribe su primer cuento, El Silencio (1964). En 1972 fundó con Ramiro Arbeláez y Hernando Guerrero el Cine Club de Cali y dos años después escribe el cuento Maternidad, considerado su obra maestra. Entre sus trabajos podemos destacar las obras teatrales, Las curiosas conciencias (1966), El fin de las vacaciones (1967) y Los imbéciles también son testigos (1967); la novela, La estatua del soldadito de plomo (1967); y los ensayos, Los Héroes al principio (1971), acerca de La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa y El mar (1971) sobre la obra de Harold Pinter. El 4 de marzo de 1977, a la edad de 25 años, se suicidó con sesenta pastillas de Seconal. En abril de ese mismo año aparece su novela ¡Qué viva la música! (1977). Andrés Caicedo dijo que vivir más allá de los 25 años era una vergüenza. Para él estaba primero la acción y después la reflexión; eso hizo que escribiera a una marcha vertiginosa. Sus críticos lo han visto como un desarraigado, un desadaptado o un ser trágico, pero más allá de la mirada superficial, estaba el artista afanado por vivir intensamente"