Infierno Musical

Thursday, January 04, 2007

B-happy


Ayer vi el último trabajo de Gonzalo Justiniano B-happy que es una historia no muy happy. Simplemente me gusto mucho ver esta película, por su tono despojado de glamour que narra episódicamente la vida de Kathy, una niña a punto de cumplir 15 años que vive con su madre y su hermano mayor en las cercanías de Valparaíso. Su papá es un ladrón que ha pasado más tiempo en la cárcel que en su casa y a quien Kathy apenas recuerda. Su mamá tiene que acceder a los requerimientos sexuales de su jefe -el dueño del almacén local y esposo de la profesora amable, pero ingenua de Kathy-, mientras su hermano no tiene trabajo y guarda la esperanza de en algún momento tener éxito como bailarín de música sound. ¿Y Kathy? Tiene sueños pequeños como ser amada por el compañero nuevo llegado de Punta Arenas, él mismo que le cuenta que su sueño es llegar a Arica.


El mundo como colección de instantes entre agónicos y mágicos de Kathy empieza a desmoronarse cuando su padre cumple la condena y regresa a casa. Pese a su desconfianza inicial, Kathy pronto se acerca a su padre... pero aunque él no se rehabilite, la policía llegue a buscarlo y le arruine el cumpleaños número 15 y su mamá... muera mientras su papi anda escapando de la justicia. Este es sólo el principio de sus penurias, sólo suavizadas por su firmeza de espíritu y su deseo de llegar a Arica, como si esa fuese la Arcadia que va a arreglar su existencia.


Justiniano entrega una maravillosa dirección de actores, donde destacan los trabajos realizados por Eduardo Barril como Radomir, el padre de Kathy y, por supuesto, la fabulosa Manuela Martelli, un gran descubrimiento y uno de los rostros más expresivos del actual cine chileno, quien en las entrevistas señala que ella no es actriz, y que lo único que le interesaba era entregarse a la historia de la manera mas honesta posible. La película entera está sustentada en ella y en su silenciosa imagen que se pasea por las extensiones gigantescas de los paisajes, donde uno a veces piensa que no encontrará la sonrisa de Dios. La desolación como geografía y el camino como metáfora.

La narración es episódica y entrecortada, llena de fundidos a negros que pueden llegar a molestar y donde personajes entran y salen como traídos por los recuerdos. Pero sobre todo es dura y si no hubiera optado por una puesta en escena naturalista, Justiniano hubiera fallado justamente es esto lo que eleva a "B-Happy" sobre sus anteriores obras y nos invita a comprender que la felicidad es un estado, no una circunstancia.

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