Infierno Musical

Sunday, May 21, 2017

Memoria Infiltrada: Tributo a Chris Cornell


El 18 de mayo del 2017 antes del desayuno, me encuentró con la noticia de que Crhis Cornell ha muerto en la página The Seatle Grunge Scene, entonces pienso que es una broma negra de algún medio de comunicación amarillista, pero luego, me doy cuenta que la esperanza es una pasión inutil cuando confirman que fue suicidio. Su ausencia marca una sensación de rabia, traición e impotencia, no solo por el fracaso de nuestro afecto y nostálgica militancia a los noventa o a otros héroes caídos del grunge, sino mas bien, por la vigencia y potencia de Cornell, quien los últimos años se había dedicado (aparentemente) a ser un hombre de familia, tener cadenas de restaurantes, ser nominado a los Grammy's,  seguir dando giras con Soundgarden y apoyar a causas humanitarias.


El otro día al leer "Mas Afuera" de Jhonathan Frazen , quien de manera íntima escribe sobre D.Foster Wallace y su suicidió un año después de dejar de consumir el antidepresivo Nardil, señala que fue "prisionero en perpetuidad de la isla de sí mismo", Cornell fue tambien prisionero de una isla lejana a todos nosotros y hasta de sus seres más íntimos, quienes creyeron que podria morir de una sobredosis en los noventa o a quienes les ofreció el simulacro mecánico de la recuperación de la depresión endógena que sufría. Más allá de todo él tuvo la bondad de transportarnos a esa isla de sonido crudo y melancólico de las bandas que fue integrante (The Jones Street Band, The Shemps, Soundgarden, Audioslave) él habitaba una isla de sonido, donde  black hole sun, era un himno que iluminaba nuestra adolescencia, con esa lucidez del faro que brilla en la oscuridad al inicio del video hunger strike The Temple of dog, banda que reunió a grandes figuras del grunge, y donde ya se puede apreciar la virtuosidad de su voz de barítono que alcanza registros elevados.

Que hubiera sido de varios de nosotros que no teníamos televisión por cable y esperábamos que  algun amigo que nos invite a ver Mtv latina en su casa, en esa época donde Alfredo Lewin exudaba sabiduría de la escena grunge, mientras acechábamos algunas FMs buscando grabar canciones de  Magia, Diana D o radio activa (los mejores tracks en casette cromado) esos días en los cuales el Superunknown (1994), me transportaba a Seatlle lejos del colegio católico donde extrañamente había aterrizado años atrás y donde sospechaban que era una forastera que tenía dudas de la existencia de dios, en aquellos tiempos que Jesus Christ Pose (Badmotorfinger 1991) fue mi lugar sonoro en el mundo, porque era suficiente evidencia de que había algo diferente, sublime, superior y que por más depresivo que resulte repetir mil veces un cassete de Soundgarden, no estaba sola. Escuchar el primer album de Soundgarden era una epifanía, mientras los noventas prometían ser la década en la cual nuestros primos y hermanos mayores metaleros ya no gozarían de la hegemonía de sus revistas Metal Hammer, había algo en la escena que estaba empezando a cambiar. Fue en la revistería del desaparecido cine avaroa que varias publicaciones españolas y argentinas me daban el pasaporte en la isla del sonido, las críticas de las producciones del sello sub pop, las reseñas películas como Singles de Cameron Crow, donde hay un cameo de Eddie Vedder y de Cris Cornell o las giras que llegaban a América Latina y que en secreto me prometía comprar entradas algún día, en ese momento en el cual se leía y escuchaba música sin necesidad de las nuevas tecnologías con cierto fervor y desencanto.


Down on the upside (1997) marcaba el retorno esperado de Soundgarden, su sonido mantenía cierta fuerza, sus distorsiones eran potentes, tal vez no como lo fueron los anteriores discos, pero al final fueron bandas sonoras de años universitarios, para luego encontrarnos con el Euphoria Morning (1999) un Cornell siempre atractivo pero mas calmado, dedicando parte de sus composiciones al fallecido Jeff Buckley, para despues sorprendernos con su nuevo proyecto donde se fusionaba con varios integrantes de Rage Again the Machine y fundar Audioslave banda criticada y admirada por muchos, pero con la continuidad de Chris Cornell en la escena y una nueva generación de fans al iniciar el nuevo milenio, un momento increible es ver el concierto que ofrecieron en La Havana Cuba en mayo del 2005.


El 2 de abril del 2014, tuve la oportunidad de ver a Soundgarden en el Lollapalooza de Buenos aires, despues de confundirme entre los escenarios, de haber viajado días anteriores en un el vuelo 5667 con un montón de fans de Metallica que tocaba en La Plata y haber extraviado a mis amigos en el camino, teniendo que llegar en bus, tren y taxi al campus inmenso del Hipódromo de San Isidro, en una noche seminublada, Chris Cornell parecia calmado y amable con una actitud conciliadora y vestido totalmente de negro, recuerdo que al terminar Outshine regala un "gracias" sincero al público; había una luz en su oscuridad que delumbraba a los presentes que éramos un cuerpo hecho grito, son-ido y mosh, tal vez así deben ser las despedidas intensas y como películas mudas, porque nosotros éramos Soundgarden, una alma colectiva que atravesó el portal del sonido del jardín de la generación X, sin nunca imaginar que tal vez para varios sería la última y primera vez de ver a Chris Cornell en concierto. 

La escena ahora se transporta al 17 de mayo del 2017, Detroit "rock city", es el lugar donde Chris Cornell da sú último concierto con Soundgarden, por you tube se filtra una de sus últimas líricas "si mis alas han de fallarme mi señor, encuentrame con otro par para que pueda morir tranquilo" a manera de requiem, se apagan las luces, Cornell sale del escenario, nadie sospecha la próxima secuencia de sus actos que ejecutan certeramente su decisión. No quiero imaginar que sucedió después del después...en la tensión de las cuerdas queda una nota de silencio. 

Si una nota de silencio equivale algo en la teoría musical, que valga la eterna cadencia del legado sonoro que nos ha heredado Chris Cornell.





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