Infierno Musical

Sunday, August 05, 2018

Caja Negra


Hace unos días al volver de mi viaje relámpago a La Paz, con la esperanza no cumplida de conocer la nevada y lograr visitar la tumba de mi abuela, subí a un vuelo con destino incierto. Nunca terminábamos de partir y eramos como los "tripulantes sobra" de Cochabamba, Trinidad, Sucre, gente ansiosa y refugiada en el no lugar de la sala de espera, entre ejecutivos, familias, turistas y demás tripulantes pre fiestas patrias, muchos parecíamos vacuamente preocupados por cumplir con nuestro itinerario laboral, familiar o asuntos internos autoimpuestos.

Ya en el aire, el viento y la turbulencia hicieron que muchos pasajeros se acuerden de rezar, un hombre miraba al vacio, una madre veía como proteger a su niña con su cuerpo, un niño lloraba y yo veía con cercanía la nieve y esperando el impacto final, en allí, en los andes, sin saber que pasaría después del después. La turbulencia no era del todo fuerte. Pero el miedo estaba en el aire.

No paso nada, una maniobra nos salvó de la fatalidad (secar las lágrimas y seguir el viaje) entonces recordé, agradecí y pensé que a veces guardamos tantas cosas dentro, nos cuidamos de todo de sentir, de alimentarnos bien, de esperar éxitos comparándonos con nuestros pares,de generar clausulas de cariño y vínculos, que estamos como los pasajeros del vuelo quinientos no se cuanto, viviendo y viendo la vida encerrados, cómodos en nuestras propias cuevas, mirando pasar las cosas por detrás de la ventanilla, queriendo alejarnos de lo siniestro, del frió, de lo incierto que puede resultar la vida, elaborando duelos, amando a medias, imponiéndonos un destino que tal vez ni a nosotros nos interesa cumplir.

(Una semana antes del vuelo quinientos no se cuanto, son las dos de la mañana y la música sigue sonando, mucha dosis de temas bailables y gente que que mueve el cuerpo como si fuera a ser el último día de su vida. Amanece y todas lo sabemos, aun estamos con la garantía de la camaradería que te otorgan las fiestas temáticas, presentes para recordar el pasado, divinas pero algo desgastadas continuamos con la frase te acuerdas de.... miro las sombras de los cuerpos alrededor de las luces de neón que se alargan como los brindis, alguien me golpea en mi cabeza y me dice no pienses mucho, siempre te pareciste a Charlie Brown, desde el colegio, sonrió buscando alguien que me invite un fernet)

En algún lugar del presente. Pisando tierra se escucha una voz por el parlante de informaciones de la línea aérea, que dice que nuestras maletas están en otro vuelo y que pasemos a recogerlas mañana, creo que tengo un imán para imprevistos en asuntos de viajes. Quedo en pausa y un silencio después, bajo del avión, sin mas equipaje que mi mochila, tomo un taxi y me dirijo a una plazuela, respiro, pierdo sentimiento de vértigo, miro esa especie de puntitos de luz que me otorga la alta presión sanguínea en mis ojos, la ciudad se derrite mientras quiero capturar algunos instantes cruzando el puente Huayna Kapac. Mando un mensaje a mis amigas que están de paso por Bolivia y les garantizo que tendremos otra noche de reencuentro espectacular en algún lugar al terminar el día, aunque con poco dinero y cansancio. Qué más puede pasar. Por el momento el futuro es algo obsoleto

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